David Richard Bercowitz
David Richard Bercowitz, apodado "El hijo de Sam" y "El asesino del calibre 44", nació en 1953. Fue un chico de escasa fortuna y condenado al fracaso escolar. Los peores trabajos fueron relegados a él. Además era muy obeso, solo comía la típica "Comida Basura" americana, no comía otra cosa y además sentía una especial satisfacción.
Vivía en un apartamento cochambroso sin ningún tipo de ornamenta, solo un camastro, una televisión a la que era tremendamente adicto, y muchas revistas pornográficas.
Le gustaba imaginar que era muy delgado y las chicas se lo rifaban, lo que fue alterando su mente hasta que saltó la chispa.
En la Nochebuena de 1975, con 22 años, decidió convertirse en uno de esos psicokillers que tanto veneraba, quería ser uno de ellos. Cogió su machete y empezó a dar vueltas por la calle a la espera de encontrar su víctima. Buscaba sobre todo parejas, no podía soportar que una pareja fuera feliz, que se quisieran, eso debía ser destruido.
Encontró una pareja e intentó el ataque, pero falló a causa de su inexperiencia. Empezó a correr huyendo de la escena y se topó con una joven de 15 años. Sin pensarlo asestó a la joven 6 machetazos acabando con su vida en un portal. David sonrió satisfecho y se fue a su apartamento a celebrarlo comiendo. Le había gustado matar pero el machete era demasiado sucio, así que buscó en sus catálogos de armas hasta que encontró la "Charters and Special Bulldog" del calibre 44. Con ella empezó a buscar nuevas víctimas.
No tardó en encontrar a parejas y quitarlas de en medio. Había que deshacerse de esas parejas que no se querían, que solo buscaban sexo a escondidas, y sobre todo a ellas.
Llegaba a los parkings y descampados y los mataba a tiros. En 17 ocasiones salió a matar y lo consiguió en 6 de ellas.
Durante año y medio, David provocó el terror en las calles de Nueva York. Dejó dos heridos, uno ciego y otro inválido de por vida y muchos otros afectados psicológicamente.
Pero la casualidad hizo que cometiera un error. El 27 de Junio de 1977, el vigilante de un parking ve que alguien llega corriendo y sudoroso a su coche, momentos después que la policía advirtiera de un nuevo crimen del asesino del calibre 44. Notifica a la policía su sospecha y a través de la matrícula la policía lo capturó.
Aquel año de 1977 cumplía rasgos cabalísticos de la numerología judaica, regida absolutamente por la incidencia del número 6, número de puntas de su estrella religiosa. Así, 1977, descompuesto en 1 + 9 + 7 + 7 = 24, y la suma 2 + 4 da por resultado 6. Además, fueron 6 las víctimas que resultaron asesinadas en sus crímenes.
David ofreció un testimonio sorprendente. Dijo que lo había echo inducido por el perro del vecino Sam Caar, un Pastor Labrador muy apacible, que le daba órdenes secretas y le hacía señas, que el perro había sido poseído por el espíritu de un demonio de 6 mil años de antigüedad y la sangre de sus víctimas servirían para extraños rituales. Además aseguraba que tanto él como el perro eran hijos de Sam, de ahí su segundo apodo, "El hijo de Sam".
Todo apuntaba a una profunda esquizofrenia. Con esa afirmación estuvo a punto de convencer al jurado.
Llegó el FBI muy curtido ya en este tipo de casos. Robert Rars, investigador del FBI, se dirigió a la celda de David y tras un rato de mirarlo le dijo: "David, no me has impresionado. Lo tuyo no me lo trago, di la verdad de una vez por todas". A los 30 segundos David recapituló y declaró que asesinó porque quiso, pero afirmó que fue el autor solamente de 2 tiroteos, en los que asesinó personalmente a 3 personas e hirió a una cuarta. Las otras víctimas fueron asesinadas por miembros de una violenta secta satánica de la cual él era miembro.
Muchos oficiales involucrados en el caso original sospecharon que más de una persona cometió los homicidios. El caso fue reabierto en 1996 y que aún no ha sido cerrado.
Este caso fue de tal impresión que incluso la casa Max Factor de cosméticos hizo un Spot publicitario para su producto Autodefensa.
Deberá permanecer de por vida en prisión por una condena a cadena perpetua, pena por lo demás bastante baja si consideramos que la sociedad norteamericana ha llevado al patíbulo a asesinos mucho menos sádicos y múltiples que el Hijo de Sam. En realidad ni siquiera recibió una condena a perpetua propiamente tal, si no una acumulación de condenas que culminó en cerca de 360 años de penitencia.
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