Gary L. Ridgway
Gary Leon Ridgway, conocido como "El asesino de Green River", nació en Salt Lake City, capital de Utah, el 18 de febrero de 1949. Hijo de Mary Rita Steinman y de Thomas Newton, fue el segundo hijo, de un total de tres. Fue criado en McMicken Height, Washington. Se sabe que su madre era sumamente estricta y que mantenía bajo dominio férreo a los integrantes de la familia, especialmente a Gary, teniendo ésta una actitud provocadora ante el vecindario, vistiendo a menudo ropa provocativa o trajes de baños, manifestando el mismo Ridgway que en su infancia observaba a su madre tomar sol, generándole sentimientos cruzados.
Fue durante su adolescencia donde experimentó sus primeros impulsos violentos cuando estuvo a punto de asesinar a un niño de seis años a puñaladas aunque el menor sobrevivió al ataque. Ridgway confesó después por qué lo hizo con sus propias palabras, "quería saber lo que se siente matar a alguien".
Mientras iba de casa en casa hablando sobre la Iglesia Pentecostal a la que asistía. Paralelamente desarrollaba su obsesión por las prostitutas y anomalías en su comportamiento sexual por su odio hacia las mujeres.
Ridgway contrajo matrimonio tres veces y tiene un hijo. Sus primeros dos matrimonios estuvieron plagados de infidelidades. Utilizaba la fotografía de su hijo para atraer a las víctimas a quienes llevaba en su Pickup.
Era un habitual entre las prostitutas a pesar de odiar a todas las mujeres. Su apetito sexual demandaba practicar sexo varias veces al día pero a pesar de ello, sus rasgos físicos (1,55 cm de altura y 70kg) le hacía pasar desapercibido entre el resto de vecinos.
Sus primeros asesinatos tuvieron lugar entre 1982 y 1983 y fue entonces cuando los primeros cadáveres fueron hallados por la policía en los alrededores del Río Verde (Seattle).
El patrón que seguía era prostitutas entre 15 y 35 años, su mayoría de los alrededores a su residencia o trabajo. Tras algunos años en los que los cadáveres se siguieron sucediendo, las trabajadoras sexuales alertaron a la policía de Gary Ridgway. Era un habitual de la zona y las coincidencias entre las mujeres desaparecidas y sus visitas eran claras. La policía le detuvo para interrogarle, al corroborar que la desaparición de otra mujer coincidía con una ausencia injustificada del trabajo. En el primer interrogatorio del año 1987, fue sometido al polígrafo (el cuál superó) y su casa registrada, sin encontrar indicio alguno de su vinculación con los crímenes. Aun así, le tomaron las huellas dactilares así como muestras de cabello y saliva.
Su modus operandi era el habitual, se acercaba a las mujeres y las convencía para subir a su coche. Una vez que las llevaba a una zona alejada, las obligaba a mantener relaciones sexuales para después asfixiarlas y dejar sus cuerpos ocultos en la maleza.
Tampoco escondía mucho los cadáveres ni los tiraba al río ya que Gary volvía varias veces para ver cómo iba descomponiéndose y abusar de ellos sexualmente, saciando su necrofilia.
De 1982 a 1988, los cuerpos que iban apareciendo se iban sucediendo, con periodos más "tranquilos" y otros en los que podían aparecer hasta dos cuerpos a la semana. Aun así, no conseguían dar con el asesino detrás de estos crímenes.
En 2001 el sheriff Dave Reichert se hizo cargo del caso con un único objetivo, dar con el asesino. Las técnicas y métodos de análisis habían evolucionado y una nueva tecnología novedosa prometía arrojar luz sobre los asesinatos, la prueba de ADN.
Cuando el informe del análisis genético llegó, un rayo de luz inundó a Reichert de esperanza. Tenían un resultado positivo, una muestra de semen de una de las víctimas correspondía con un fichado, Gary Ridgway. 20 años después de los primeros crímenes, habían encontrado al asesino. Fue entonces cuando comenzaron a contrarrestar el resto de muestras de semen de las otras víctimas y las coincidencias fueron saliendo una a una.
El 30 de noviembre de 2001 cuando se disponía a abandonar la ciudad de Renton, Washington, fue arrestado por la policía y acusado del asesinato de cuatro mujeres. Las muertes en cuestión se atribuían al asesino del Green River. Cuatro asesinatos fueron confirmados en su contra gracias a muestras de ADN y otras muertes gracias a la pintura que él usaba en su trabajo.
Después de que Ridgway fuera detenido, varios familiares y amigos fueron interrogados. Lo describieron como una persona amistosa de quien nadie jamás pensaría que era el asesino que todos buscaban.
El 5 de noviembre de 2003, en un juicio conmovedor donde los familiares de las víctimas pudieron decir lo que pensaban del asesino, Gary confesaba todos los crímenes, dando los datos exactos de dónde estaban todos los cadáveres para así, poder evitar la pena de muerte. 49 cuerpos o sus restos pudieron encontrarse.
En una de las declaraciones, Gary explicó minuciosamente cómo tenía el deseo de matar a mujeres, quiénes fueran, aunque prefería a las prostitutas ya que era más complicado que alguien las echara en falta. Después de muertas, las iba apilando en «racimos» para que una vez estuviera completo, crear un nuevo racimo y evitar ser pillado si volvía en muchas ocasiones a abusar de sus cuerpos. Fueron tantas las víctimas, que perdió la cuenta de cuántas fueron, aunque calcula que más de 70.
Fue condenado a 49 sentencias consecutivas de cadena perpetua en la Penitenciaria del Estado de Washington, sin derecho a acceder a la Libertad Condicional. Evitó la pena de muerte al confesar todos sus crímenes, incluyendo algunos que la policía no le había atribuido en sus investigaciones.
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